La Navidad Rastafari
La Navidad, aunque hoy en día está globalmente extendida y es celebrada tanto por practicantes como ateos, es una de las tradiciones más importantes del cristianismo. Simboliza el nacimiento de Jesucristo en Belén y se festeja el 25 de diciembre en las iglesias católicas, en la anglicana y en algunas comunidades protestantes. En cambio, en otras iglesias ortodoxas, como Jerusalem o Etiopía, se celebra el 7 de enero.
El movimiento Rastafari es una corriente espiritual que considera que Haile Selassie I es la tercera reencarnación de Jah, después de Melquisedec y Jesús. Esta religión surgió en los comienzos de los años 30 en los barrios marginales de Kingston, Ate, Jamaica y en los sectores rurales adyacentes. Este movimiento sostiene que la población de raza negra, descendientes de los esclavos capturados por el hombre blanco, debe regresar a la tierra prometida, Zion – situada en Etiopía -. La sociedad que capturó a sus ancestros, así como las sociedades modernas son denominadas Babylon, y simbolizan todo lo malo desde el punto de vista vital y espiritual.
Los rastafaris son monoteístas, creen en una visión singular de Yahvé – Jah -, a quién ven como la esencia en la forma de la Santa Trinidad – Padre, Hijo y el Santísimo de la creación -. Los rastafaris dicen que Jah, en la forma del Santísimo Creador, vive dentro de cada uno de nosotros, por lo que a menudo se refieren a él como „I & I“ – Yo y Yo -.
Lo que nosotros llamamos Navidad, en Etiopía – regido por el calendario Juliano – lo denominan Ganna. Esta palabra proviene de un tradicional juego, parecido al hockey, que los jóvenes practican durante estas fechas. El día anterior al Ganna, lo que para nosotros sería el día de reyes, las familias etíopes hacen ayuno todo el día. A la mañana siguiente, vestidos de blanco, asisten a una misa a las 4 de la mañana. Sus iglesias están compuestas por tres círculos concéntricos; los hombres con los niños se sitúan por un lado y las mujeres con las niñas, en otro. El coro se sitúa en el círculo exterior y el sacerdote en el central.
Al entrar se le da una vela a cada uno, con la que caminan tres veces alrededor de la iglesia. La misa puede durar hasta tres horas y no es extraño que la marcha se convierta en una danza, entre palmas acompasadas y nubes de incienso.
La ceremonia termina con la comunión, y después las familias vuelven a sus casas donde preparan platos típicos etíopes que suelen contener cordero o pollo picante. Durante Ganna todo el mundo tiene algo que comer, porque a los que no tienen, la iglesia les ayuda.
En esta época, las calles son cubiertas de colores navideños y actividades deportivas, música de tambores y cantos de alabanzas. Siendo esta última la tradición que más se apega el pueblo Rastafari que celebra esta fecha reunidos con sus seres queridos en meditación, oración y cantos Nyabinghi.
Después de esta gran fiesta, tiene lugar la tradición más importante del país, que comienza el 19 de enero y dura tres días. A esta fiesta se la conoce como Timket, y conmemora el bautismo de Jesús por San Juan Bautista. Realizan una procesión al son de las campanas ceremoniales – sistras – y mientras avanzan lanzan incienso al aire. Al final el sacerdote de más rango simula el bautismo de Cristo lanzando agua del río a los fieles.
En el fondo, nuestras navidades no son tan diferentes a las suyas. Aunque ambas culturas nos reunimos con la familia en estas fechas, pocas son las personas que celebran la Navidad como el nacimiento de Cristo en la nuestra. La principal diferencia es que nos hemos dejado llevar por una sociedad capitalista y centrado nuestras prioridades en los bienes materiales; mientras los niños Rastafaris realizan actividades culturales, los niños occidentales, ven la tele para escoger qué juguetes nuevos quieren estas Navidades. Además, otra diferencia notable, es que mientras en nuestro país, por norma general, el cannabis se criminaliza, en la cultura Rastafari, es una hierba sagrada que no falta en este tipo de celebraciones.