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Cáñamo industrial; pasado y futuro del cultivo sostenible

Llamamos cáñamo a las plantas de Cannabis Sativa seleccionadas por su bajo contenido en THC, que se utilizan con fines industriales (para que su cultivo sea legal debe contener menos de 0,2% de esta sustancia química). Siendo de la misma familia que el cannabis, las variedades seleccionadas para su consumo lúdico y medicinal, son el fruto de años de selección para potenciar la concentración de cannabinoides.

El cultivo de Cáñamo, es una de las prácticas agrícolas más antiguas del mundo. Esta planta, comenzó utilizándose como fuente textil muchos años antes de Cristo, alcanzando gran popularidad en este campo, hasta que empezaron a conocerse sus usos medicinales y sus beneficios nutricionales. Acabó convirtiéndose en la planta más cultivada del mundo, suministrando materiales para sostener las industrias más importantes, hasta que Estados Unidos llevó a cabo su prohibición. Su fibra se incluía en tejidos, cuerdas, aceites para lámparas, papel, medicamentos, y como alimento para animales y humanos, por lo que su prohibición trajo consigo un montón de nuevas oportunidades para otras fibras (como el plástico, o la obtención de celulosa a partir de madera) que distaban mucho de la sostenibilidad que proporcionaba el cultivo de cáñamo a nuestro planeta.

Se conoce como cultivo ecológico, a un sistema de explotación agrícola autónoma basado en la utilización óptima de recursos naturales, sin emplear productos químicos, consiguiendo así conservar la fertilidad de la tierra y respetar el medio ambiente.

El cultivo de nuestra planta protagonista es rápido, sencillo y, por supuesto, ecológico, ya que no requiere el uso de pesticidas, herbicidas ni ninguna sustancia química dañina.

La obtención de celulosa a partir de fibras de cáñamo hoy en día no está tan extendida como antiguamente. El puesto número uno en este proceso, se lo lleva la madera, proveniente de diferentes especies de árboles. La tala de árboles no solo tiene un impacto adverso en nuestro hábitat, si no que es indiscutiblemente más costosa que la cosecha de otras plantas para la obtención de sus fibras. El cáñamo que estaría listo en seis meses para ser utilizado, ahorraría incalculables costes de deforestación; un árbol necesita entre quince a veinte años para ser procesado, lo que se traduce en un ahorro de unas cuatro hectáreas de bosque por cada hectárea de cáñamo.

Otro de los factores que hace a esta planta ideal para hablar de cultivo sostenible, es que el aceite de sus semillas puede transformarse en biodiesel, como cualquier otro aceite vegetal. El aceite resultante de estas semillas es un subproducto de la obtención de sus fibras, es decir, al mismo tiempo que conseguimos fibra, conseguimos aceite. Este dato es fundamental, ya que la principal idea opresora de la utilización de este combustible sostenible se basa en que los cultivos requeridos suponen unos importantes gastos en tierra, energía y fertilizantes. Por ejemplo, en el caso del maíz, cuyo cultivo está extendido mundialmente, la utilización de mano de obra, fertilizante, pesticida, maquinaria y refinación aumentan el gasto para el productor; mientras que el etanol de maíz requiere muchos cuidados, el cáñamo crece, literalmente, como la hierba.

Pero de sus fibras no sólo se puede obtener papel y combustible, si no que, para hablar de moda textil sostenible, también tenemos que hablar de cáñamo. La moda sostenible tiene dos pilares fundamentales; el respeto por el medio ambiente y los derechos laborales de las personas implicadas en su elaboración. El cáñamo y su industria cumplen ambos requisitos. Su producción y procesado necesita menos recursos que otras especies, por ejemplo, el algodón que es uno de los cultivos más ampliamente utilizado, así como uno de los más químico-intensivos del mundo, utilizando aproximadamente el 25% de los insecticidas que existen y más del 10% de pesticidas.

Imagen de la marca Pure Green Apparel

Aunque sus beneficios frente al algodón, no sólo se limitan a los efectos positivos en nuestro planeta, también se sitúa en primera posición respecto a calidad. Las fibras resultantes de la planta del cáñamo son muy versátiles, pudiéndose utilizar para hacer ropa, complementos, calzado, decoración, muebles y hasta construcción de viviendas.

La ropa de cáñamo por su cultivo y tratamiento ecológico es muy adecuada para pieles sensibles y es valorada por su resistencia y suavidad, es muy cálida y resistente al agua, y otra de sus ventajas más destacables es su alta protección ultravioleta; del 95% frente al 30% que no superan la mayoría de las fibras más comunes. Comparada con el algodón, tiene mayor resistencia térmica y mejor absorción y dispersión de la humedad, mientras que su alta tasa de absorción de gases tóxicos la hace excelente también para el uso en textiles para el hogar. Pero la moda, no sólo engloba ropa y decoración, también entra en juego la cosmética, lo que nos ponemos sobre la piel.

El aceite de cáñamo, cada vez más usado por sus efectivas propiedades para la belleza y salud de nuestra piel, se extrae por la presión de la materia vegetal. Es el aceite más rico en ácidos grasos esenciales, posee un alto contenido en vitamina E – siendo superior al del germen de trigo -, contiene antioxidantes, sales minerales y otras vitaminas imprescindibles para mantener la piel sana. Debido a sus propiedades hidratantes es ideal para la elaboración de emulsiones hidratantes para cabello y cuerpo – si se combina con Aloe Vera ayuda mucho a la piel después del afeitado, y con manteca de Karité es ideal para el cabello seco, por sus propiedades regeneradoras.

El sector de la construcción representa el 40% del consumo de energía mundial. Esto se traduce en un 57% de las emisiones globales de carbono, más que todos los demás sectores juntos. Las cifras de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera se han incrementado en un 30% desde la revolución industrial. Utilizando materiales a base de vegetales y aglomerantes minerales, contribuimos a reducir estas cifras, así como la demanda energética, ya que ciertos productos como los ladrillos o bloques de hormigón están procesados con calor.

Imagen de la marca Hempcrete

Las construcciones con fibra y paja de cáñamo, una vez concluida la vivienda y durante toda su vida útil, disminuyen los gases invernaderos. Las edificaciones convencionales en España son de hormigón que emiten de treinta a cincuenta toneladas de CO2, mientras que la utilización de ladrillos hechos con cáñamo y cal, cero.

Entre los beneficios del uso de sus fibras en este sector, cabe destacar frente a otros materiales comunes su no toxicidad, que es un aislante reciclable y biodegradable, su gran capacidad térmica y aislamiento acústico, su transpiración y su durabilidad.

A su vez, el cáñamo tiene un papel importantísimo en la agricultora sostenible, ya que su cultivo puede utilizarse para la recuperación de suelos contaminados por metales pesados. Su raíz es capaz de neutralizar los contaminantes de origen orgánico o inorgánico (como el arsénico, cobre, disolventes y pesticidas…) presentes en el suelo y en el agua. Si a esto le añadimos que los cañamones son el alimento vegetal con mayor valor proteínico y que contiene ácidos grasos esenciales para nuestro organismo, se convierte en la especie vegetal más versátil del mundo.

El aceite de estas semillas se utiliza para hacer leche, harina, polvo de proteína, y es utilizado como complemento alimenticio en ensaladas, batidos y otras recetas más o menos tradicionales. Sus hojas, crudas o licuadas, tienen un alto contenido en vitaminas y minerales, así como propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas.

Debido a la condición jurídica de la planta Cannabis Sativa, su utilización como material ecológico no está tan extendida como debería. Tras conocer sus beneficios frente a los materiales convencionales que se usan, ponen al cáñamo a la cabeza como recurso ecológico con alto potencial en la economía sustentable.

 

Texto: @desayunoconweed