¿Consumes Marihuana? ¿Sabes qué es un amarillo?

Unas personas lo llaman amarillo, otras pálida o blanca, pero sea cuál sea el nombre con el que nos referimos a ello, es una experiencia desagradable que prácticamente todos los consumidores han sufrido alguna vez, ya seas un consumidor experimentado, y con cierta tolerancia a los efectos del cannabis, como si disfrutas de la marihuana de vez en cuando. 

¿Qué le ocurre a nuestro cuerpo cuando esto nos sucede?

Uno de los efectos adversos del consumo de marihuana – y muy común -, es la sensación de debilidad, mareo, sudoración, taquicardia… que puede producir náuseas, temblores, e incluso pérdidas momentáneas de conocimiento. Pero cabe recalcar que, tras la recuperación del usuario, que con los cuidados adecuados suele ser rápida, no existe ningún efecto a largo plazo.

Normalmente lo llamamos amarillo o blanca, debido a la palidez con la que se torna nuestra piel durante estos episodios.

Contrario a lo que algunas personas pueden creer, un amarillo no tiene por qué ser el resultado de un exceso en el consumo de marihuana. Puede ocurrir por varios factores como la ingesta de otras drogas, las condiciones ambientales de excesivo calor o ambientes cargados, el cansancio, la falta de líquidos o alimentos… ¡Estos cuadros pueden afectar hasta al fumador más veterano!

Cuando esto ocurre, se suele pensar que se trata de un bajón de azúcar, pero en realidad no es así. Los cannabinoides contenidos en la marihuana actúan sobre nuestro sistema cardiovascular, disminuyendo la presión arterial, por lo que el riego de nuestro cerebro puede verse afectado y producir – como síntomas más frecuentes – mareo, confusión o ganas de vomitar. Nuestro organismo para tratar de compensar esa disminución de la tensión, hace que el corazón bombee la sangre más rápido y con más fuerza, lo que provoca que podamos sentir taquicardia.

El clásico protocolo de actuación de ingerir azúcar realmente no provoca ninguna sensación de alivio más allá del “efecto placebo”. La manera correcta de actuar ante estos episodios producidos por el consumo de marihuana, es acudir a un lugar lo más tranquilo posible y tumbar a la persona con las piernas algo elevadas y la cabeza ladeada. Actuando así, normalmente la presión arterial se normaliza en pocos minutos y nos recuperamos sin problema.