DIY: Cosmética casera con cáñamo
Los consumidores de marihuana conocemos la cantidad de propiedades que tiene esta planta. Dejando de lado el consumo lúdico y medicinal de sus flores; como fibra podemos utilizarla para la fabricación de ropa, calzado, accesorios, muebles, elementos decorativos y como material para la construcción. Estas fibras se han usado tradicionalmente para la fabricación de cuerdas, calzado y productos textiles, aunque con la prohibición del cáñamo dejó de ser uno de los principales pilares para las industrias, hoy en día está empezando a convertirse en uno de los materiales de moda dentro del movimiento Slow (o filosofía sostenible) ya que su producción es ecológica, rápida y rentable. En el proceso de obtención de estas fibras vegetales, obtenemos también el aceite procedente de sus semillas, que puede utilizarse para la fabricación de biocombustible, como alimento, o aprovechar sus beneficios tópicos.
El cáñamo nos proporciona aplicaciones cosméticas muy interesantes. La cosmética realizada con el aceite proveniente de sus semillas es ideal para el cuidado de la piel. Uno de sus principales beneficios es su capacidad de regular las secreciones de las glándulas sebáceas, por lo que permite tratar desórdenes asociados a las pieles secas y a las pieles grasas, así que también es recomendable para pieles mixtas; proporciona un cuidado perfecto para todo tipo de piel. Además, resulta un aliado muy efectivo a la hora de tratar la piel afectada por el acné.
Entre los componentes de este aceite, encontramos en mayor proporción los ácidos grasos insaturados linoleico y linolénico, que aportan una textura ligera, así como propiedades antiinflamatorias, beneficiando a las pieles irritadas (con o sin picor) o inflamadas.
Las propiedades antioxidantes del cannabis, también facilitan la regeneración y rejuvenecimiento cutáneo, evitando la sequedad, descamación e irritaciones de la piel debido a su contenido en Omega 3, 6, vitamina E, D, calcio y potasio, ayudando a regular los problemas de caspa, picores y dermatitis. Además, favorece la restauración del cabello y engruesa la hebra capilar, lo que hace al aceite de cáñamo un aliado perfecto si buscas una línea de productos capilares reparadora para pelos dañados por el sol, o el uso excesivo de tintes y calor.
Cada vez son más las marcas que optan por sacar una línea de productos incluyendo esta planta como principio activo, pero en esta ocasión vamos a daros unos trucos para que podáis probar en casa.
Hay que destacar que cada necesidad tiene su producto, y que cada ingrediente aporta un beneficio diferente a tu piel o cabello. En el caso del cáñamo, sabemos que es apto y favorable para todo tipo de pieles, pero hay que ver muy bien con que otros ingredientes podemos mezclarlo para conseguir los efectos deseados.
Para hacer una mascarilla capilar casera que nos hidrate y ayude a recuperar el cabello dañado – hay que destacar que este producto no es para uso diario o sobre hidrataremos nuestro cuero cabelludo consiguiendo efectos adversos – hay una receta muy sencilla. Debemos derretir al baño maría dos cucharadas de mantequilla de cáñamo y una cucharada de aceite de coco. Retiramos del fuego y añadimos una cucharada de aceite de joroba (al cuál se atribuyen propiedades contra la caída del pelo). Una vez mezclado, hay que dejarla enfriar en la nevera. Y cuando la mezcla esté endurecida, batirla hasta obtener una textura más cremosa. A continuación, coloca el mejunje en un bote (ya sea reutilizando uno de mascarilla o cualquiera que tengamos por casa y nos resulte cómodo). Es mejor aplicar esta mascarilla con el pelo recién lavado y dejar que actúe de unos 20 minutos a dos horas. Después, hay que lavarse con abundante agua, retirando todos los restos de producto de nuestro cabello. Si el aclarado se realiza con agua tibia o fría, ayudará a que nuestro cabello brille más.
Si por el contrario tenemos el pelo graso, y necesitamos una mascarilla que nos ayude a hidratar y quitar el exceso de grasa, el aloe vera es nuestro aliado. Para ello necesitamos una hoja de aloe vera (preferiblemente de una planta ya madura) y extraer el gel de su interior. Corta un limón por la mitad y exprime la mitad en el mismo recipiente que contenga el extracto del interior de la hoja de aloe. A continuación, derrite una cucharada de mantequilla de cáñamo al baño maría y antes de que enfríe, mézclalo con el limón y el aloe. Deja que solidifique en la nevera y una vez listo, aplícalo tras lavar el pelo de medios a puntas, y déjalo actuar unos minutos antes de aclarar con abundante agua.
Otra receta que puede ayudarnos mucho a la hora del cuidado de nuestra piel, es esta indicada para pieles secas; para empezar necesitamos tener preparados unos moldes de silicona con la forma que queráis. Ponemos diez gramos de cera de abejas al baño maría y ayudamos a que se deshaga con una espátula. Cuando la cera esté deshecha, añadimos setenta gramos de manteca de cacao (puedes encontrarla en fábricas de chocolate y resulta muy económica), treinta gramos de mantequilla de cáñamo y dos cucharadas de aceite de almendras dulces (puede sustituirse por aceite de oliva pero tendrás que echar un poco menos). Retiramos del fuego y añadimos unas gotas del aceite esencial que nos guste (que podemos hacerlo fácilmente macerando cualquier planta aromática o incluso cáscaras de frutas en aceite durantes 2 semanas, sin olvidarnos de remover).
El siguiente paso es colocar la mezcla en los moldes y llevarlos a la nevera hasta que solidifiquen.
Pero si no os gustan las mantecas corporales sólidas y preferís una hidratante convencional, apta para todo tipo de pieles; ponemos al baño maría la mantequilla de cáñamo y la manteca de cacao, y añadimos el aceite esencial de nuestra elección (esto es opcional). Una vez haya solidificado en la nevera, batimos la mezcla para conseguir una textura más cremosa y que su aplicación sea lo más parecida a la de una crema corporal industrial.
A la hora de realizar estas composiciones podemos tener en cuenta las propiedades de otras plantas, como la rosa de mosqueta, que tiene propiedades cicatrizantes, el aceite de oliva y el limón que aportan brillo, el aceite de almendras que repara e hidrata, la zanahoria aporta muchas vitaminas a la fibra capilar, la cerveza proporciona volumen y sedosidad.
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