A principios del siglo XIX se iniciaron importantes investigaciones, las cuales promovieron los primeros descubrimientos y avances de este cannabinoide predominante en las plantas de cannabis.
Un equipo de investigadores del Departamento de Química de la Universidad de Illinois, logró aislar por primera vez el CBD a partir de un extracto de marihuana. Este descubrimiento fue detallado en 1939 Roger Adams.
No fue hasta 1963 cuando Lumir Hanus y Raphael Mechoulam de la Universidad Hebrea de Jerusalén, realizaron un nuevo estudio mucho más amplio y detallado, en el que se consigue revelar la estructura química del CBD. Dicho estudio permitió que, en 1964, Raphael Mechoulam junto a su colega Yechiel Gaoni lograron descubrir y aislar por primera vez el componente más famoso de la marihuana: el THC (Tetrahidrocannabinol)
Desde este gran descubrimiento, los avances continuaron sucediendo, ampliando las investigaciones y pruebas asociadas al área médica. Estos ensayos demostraban que tras suministrar este compuesto (CBD) se lograba reducir, bloquear o mejorar síntomas de diferentes trastornos como el insomnio y epilepsia, entre otros, consiguiendo que los expertos consideraran el potencial terapéutico de la marihuana. En 1988 se descubre el sistema endocannabinoide del cuerpo humano ampliando estas áreas de estudio.
En 1998 el Ministerio del Interior emite una licencia a la empresa farmacéutica británica GW Pharmaceuticals fundada por el Dr. Geoffrey Guy para que iniciaran investigaciones de los usos del cannabis como medicamento.
Desde el descubrimiento del CBD hasta el día de hoy se sigue estudiando y profundizando sobre los beneficios que puede aportar. Esto ha producido un vínculo entre el cannabis y su legalidad, siendo cada vez mayor la cantidad de países que permiten su uso y consumo.