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Semillas Autoflorecientes

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Las semillas autoflorecientes están disfrutando en los últimos años su época dorada. Estas variedades de floración automática, han experimentado una sorprendente y rápida evolución que las ha convertido en las genéticas más populares del momento, tanto para los autocultivadores como para los criadores. Cada vez más cannabicultores eligen para sus jardines las rápidas, discretas y deliciosas variedades autoflorecientes.

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¿Qué son las variedades autoflorecientes?

Las semillas autoflorecientes feminizadas (también conocidas como “semillas automáticas” o “semillas autos”) producen plantas de marihuana que florecen independientemente de las horas de luz que reciban (fotoperiodo).

La inmensa mayoría de las variedades de cannabis son fotodependientes, en las que el inicio de la floración se desencadena con la llegada de los días cortos y las noches largas: es el fotoperiodo el que regula y determina el inicio de la floración. Y como saben los cannabicultores de interior, también regula la fase de crecimiento que puede ser mantenida indefinidamente con luces artificiales, creando días largos y noches cortas.

En cambio, en las variedades autoflorecientes el factor desencadenante de la floración es la edad. Las variedades autoflorecientes que ofrecemos en Sweet Seeds® comienzan a florecer cuando tienen alrededor de 3 semanas de edad, contando a partir de la aparición de los cotiledones, lo que suele ocurrir cuando las plantas alcanzan su tercer o cuarto par real de hojas. Por este motivo pueden ser cultivadas y florecer en cualquier época del año ya que su floración es independiente del fotoperiodo y de la estación del año en que sean cultivadas.

Este grupo de modernas variedades autoflorecientes de marihuana son las de floración más rápida que se conoce hoy en día, pudiendo completar su fase de floración en tan solo 5 semanas desde el comienzo de la floración. Sumando estas cinco semanas de floración a las 3 semanas de la fase de crecimiento, cosecharíamos dos meses después de la germinación de la semilla.

Variedades autoflorecientes de talla alta

En Sweet Seeds® trabajamos para desarrollar plantas muy aromáticas y de gran sabor, pero también que aporten una estructura vigorosa de mayor talla a las originales genéticas autoflorecientes y sobre todo una mayor producción y estabilidad.

Las plantas autoflorecientes no suelen sobrepasar el metro de altura, debido a que la mayoría de proyectos de mejora sobre plantas autoflorecientes, se han realizado cruzando variedades autoflorecientes y variedades índicas comerciales de rápida floración. Esta pequeña altura resultaba un poco escasa para las expectativas y necesidades de algunos cannabicultores que pedían autoflorecientes de mayor porte. Tras esta gran demanda Sweet Seeds® se centró en crear variedades autoflorecientes de tamaño superior y así surgió toda la familia Big Devil® y nuestras variedades autoflorecientes “XL”, desarrolladas para satisfacer a los clientes que nos pedían autoflorecientes de talla alta. Estas variedades cultivadas de forma óptima superan fácilmente el metro de altura y son las semillas autoflorecientes más productivas.

Este rasgo de talla alta se ha conseguido introduciendo nuevos genes con predominancia sativa en la piscina genética de las variedades autoflorecientes.

Variedades autoflorecientes de flor morada, The Red Family

En el año 2013 presentábamos las novedosas, exóticas y vistosas variedades autoflorecientes de flor morada que bautizamos como The Red Family. Lo que más llama la atención de estas variedades es lo bonitas que resultan cuando los cogollos alcanzan su madurez, mostrando su color púrpura oscuro.

Las genéticas The Red Family son el resultado de la hibridación y posterior estabilización entre genéticas de Sweet Seeds® con una curiosa y exótica genética autofloreciente de flores moradas. Los rasgos de flor morada son heredados de una genética autofloreciente de ancestros hindú Kush pakistaní de la zona de Chitral, cerca de la frontera con Afganistán.

Alrededor del 90% de los individuos de The Red Family adquieren tonalidades, moradas, púrpuras o rojizas en los cogollos durante la floración y algunos individuos también tornan púrpuras las hojas durante la misma. Una vez cosechados y secos, los cogollos adquieren un tono púrpura muy oscuro, casi negro.

Semillas autoflorecientes en exterior

Aunque los rasgos de autofloración de la mayoría de las modernas variedades autoflorecientes son heredados de variedades/cepas de cannabis rudelaris, originario de zonas de clima frío, no significa que estas nuevas y mejoradas variedades autoflorecientes puedan soportar y desarrollarse bien durante el invierno europeo.

Con las pocas horas de luz de esta época del año y si las temperaturas son inferiores a los 10ºC, estas variedades ralentizan su crecimiento y la producción de flores llegando a detener su desarrollo, sufriendo daños en los meristemos y las hojas cuando las temperaturas son cercanas a los 0ºC. Temperaturas inferiores a 0ºC podrían matar nuestras pequeñas autoflorecientes.

La mejor época del año para obtener de las variedades autoflorecientes todo su potencial es desde la primavera hasta el otoño, cuando las temperaturas son más templadas. Cuantas más horas de luz reciban las plantas, mejores resultados se conseguirán.

Una cuestión que interesa a los cultivadores de estas plantas es el tamaño ideal de los tiestos que han de utilizarse para estas pequeñas y rápidas variedades. Estas plantas no producen unos grandes sistemas de raíces, por lo que al inicio no necesitan contenedores muy grandes. Lo ideal es que una vez germinadas las semillas entre servilletas (o con tu método favorito), se planten en una pequeña maceta, (de 1 litro por ejemplo). De esta manera nos aseguramos que las macetas no permanezcan demasiado tiempo húmedas, ya que el exceso de humedad y falta de oxígeno del sustrato en las primeras semanas del desarrollo, podría atrofiar el desarrollo de las raíces, provocar la aparición de carencias e incluso infecciones de hongos en el sistema de raíces y base del tallo. Teniendo en cuenta la rapidez con la deben desarrollarse las autoflorecientes, cualquier problema o estrés que pueda afectar durante las primeras semanas a la planta en sus primeros estadios de desarrollo afectará a su altura final y a su producción.

Cuando las plántulas tienen alrededor de 17 días de vida, podemos realizar el trasplante a su maceta definitiva de 5-10 y hasta 20 litros. Los trasplantes hay que realizarlos con delicadeza y sumo cuidado, sin romper ni dañar las raíces, y utilizando un sustrato idéntico. En este momento podemos aprovechar para infectar el cepellón con hongos o bacterias beneficiosas (Micorrizas, Trichoderma, etc …) y también en este trasplante podemos enterrar los tallos de las plántulas que se hayan estirado en exceso pues estos tallos enterrados, pronto producirán nuevas raíces. Ahora es cuando comenzará el proceso de floración.

Autoflorecientes de talla alta como las Big Devil® podrían trasplantarse al principio de la floración a una maceta de 10 litros o superior.

Utilizando un buen sustrato, las fertilizaciones no serán necesarias durante los 15-20 primeros días de vida de las plantas, aunque aplicar un estimulador de raíces en los primeros riegos ayudará a crear rápidamente un sistema radicular fuerte y sano. A partir de aquí podemos utilizar fertilizantes y estimuladores como en cualquier otra planta de marihuana. Un buen lavado de raíces alrededor de la quinta-sexta semana de vida ayudará a mantener el nivel de sales de sustrato en niveles bajos. Con autoflorecientes de talla alta como Big Devil Auto® (SWS15) o las genéticas “XL” podemos usar el abono de crecimiento durante la primera semana de floración, para que la planta disponga de suficiente nitrógeno para cubrir las necesidades del fuerte crecimiento que experimenta durante las primeras semanas de floración, ya que muchas de ellas triplican el tamaño.

Ventajas

  • Evitar los ataques de hongos: muchos cultivadores en exterior de zonas húmedas donde las plantas de cannabis son muy sensibles a los ataques de hongos por las condiciones ambientales, han comenzado a cultivar estas variedades también en la primavera para evitar las condiciones climatológicas de septiembre-octubre y así evitar los ataques de hongos que acaban por pudrir los más grandes cogollos. También hay gran cantidad de agricultores de zonas de alta montaña y zonas frías que están optando por cultivar estas variedades en la temporada de primavera-verano, obteniendo muy buenos resultados.
  • Rápido desarrollo y floración: las variedades autoflorecientes completan su ciclo vital muy rápidamente, permitiendo cosechar aromáticos y resinosos cogollos dos meses después de la germinación de las semillas.
  • Discreción: su rápido desarrollo y su moderada estatura las convierten en plantas muy veloces y discretas. Esta ventaja es especialmente importante para los usuarios de cannabis que viven en lugares donde existen legislaciones poco permisivas o intolerantes con el autocultivo de marihuana.
  • Evitar a los ladrones: la discreción de estas plantas, unido al hecho de que su cultivo no se concentra en una determinada época del año, hace que sean más difíciles de detectar por los ladrones u ojos indeseados.
  • Ausencia de contaminación lumínica: la floración independiente del fotoperiodo permite que las plantas florezcan incluso con contaminaciones lumínicas como las producidas por las farolas y alumbrados públicos que inhiben la floración en las variedades fotodependientes. Esta ventaja, unida a su pequeña estatura, las predispone como plantas ideales para el cultivo urbanita en balcón, pequeños jardines, etc.

Semillas autoflorecientes en interior

En interior con luz artificial, los mejores resultados se consiguen con fotoperiodos de al menos 18h de luz. Muchos cannabicultores crían estas plantas en interior con regímenes de 20h de luz y 4h de oscuridad durante toda la vida de las plantas, obteniendo excelentes resultados.

El tamaño de las macetas y el uso de los fertilizantes es idéntico al descrito en el anterior apartado de cultivo en exterior.

Ventajas

  • Rápido desarrollo y floración: en cultivos de interior son seleccionadas por la rapidez de su ciclo vital, solamente 60-70 días desde la germinación de la semilla hasta la cosecha.
  • Ahorro de consumo eléctrico y trabajo: aunque las variedades autoflorecientes se cultivan en interior con un fotoperiodo de 18-20h de luz y 4-6h de oscuridad durante todo el ciclo vital de la planta, este exceso de horas de luz, comparado con las 12h de la floración de las fotodependientes, se ve más que compensado por el mes de duración de cultivo que se ahorra cultivando automáticas. El resultado para los agricultores de interior es que se ahorra en gasto eléctrico y se acorta un mes de trabajo en el cultivo, con el consiguiente ahorro también en abonos usados durante el mismo.
  • Aprovechamiento de los huecos en la zona de madres y esquejes: los cultivadores y coleccionistas de clones que disponen de un cuarto para madres y esquejes, también aprovechan los huecos de este cuarto, con fotoperiodo de crecimiento 18/6h, para florecer plantas automáticas.
  • Alta calidad de las variedades autoflorecientes: Las modernas variedades autoflorecientes ya no tienen nada que envidiar, en cuanto a vigor, producción de resinas, niveles de cannabinoides, niveles y variedad de terpenos, o densidad de sus flores, a los actuales polihíbridos fotodependientes.

Un poco de historia, origen de las variedades autoflorecientes

El origen y procedencia de la mayoría de las genéticas autoflorecientes hay que buscarlo en zonas frías de Europa Oriental (Hungría, Sur de Siberia, Rusia…) y Asia Central, en las primitivas y salvajes genéticas de Cannabis Ruderalis. En estas regiones las condiciones climatológicas (especialmente el frío y largo invierno) sólo permiten a las plantas tres o cuatro meses al año de condiciones propicias para desarrollarse y reproducirse. Una hipótesis sería que este tipo de variedades desarrollaron esta característica especial de autofloración porque les supuso una ventaja adaptativa que les permitía florecer y producir semillas en el corto periodo de buen clima, perpetuando así su especie en estos inhóspitos parajes.

El Cannabis Ruderalis es una subespecie del Cannabis Sativa. La subespecie de Cannabis Ruderalis fue descrita y catalogada para la ciencia por botánicos soviéticos (Dmitri Janischewsky) en 1924 y fue considerada en un principio como una mala hierba, poco apreciada para usos medicinales y lúdicos por su bajo contenido de THC y baja calidad de sus cualidades organolépticas (aromas y sabor), y despreciada también como materia prima para usos industriales como la obtención de fibra y papel debido a su pequeña estatura.

También es posible encontrar variedades autoflorecientes silvestres similares a las ruderalis en algunas zonas donde en el pasado el cultivo de cannabis fue frecuente. La más importante de estas es la zona central de América del Norte y en Canadá, aunque es posible encontrar poblaciones diseminadas esporádicamente por todo el país. Estas poblaciones han crecido durante años silvestres y sin la selección de la mano del hombre han perdido muchos de los rasgos seleccionados adaptándose al entorno en el que viven.

Quizás los genes de autofloración puedan encontrarse en la piscina genética de la mayoría de las variedades de cannabis. Y las variedades ruderalis y demás autoflorecientes salvajes puedan haber surgido de un proceso de selección natural de rasgos de floración temprana en poblaciones de Cannabis Indica. El consenso general hoy en día es que todas las variedades de cannabis domesticado y todas las variedades salvajes proceden de la misma fuente de genes, por lo que es perfectamente posible que muchas de las variedades de cannabis conserven genes de autofloración en su piscina genética.

En Sweet Seeds® pensamos, después de observar el tipo de herencia que manifiesta el carácter de autofloración, que posiblemente los genes de autofloración son genes de floración “dañados”, los cuales no pueden desempeñar su función de florecer atendiendo al fotoperiodo, cuando las horas de luz disminuyen.

A partir de la década de los 70’s algunos pioneros de la cría de cannabis observaron el potencial que escondían estas variedades autoflorecientes, y comenzaron a cruzarlas con variedades de marihuana con alto contenido de THC, con el propósito de aprovechar estas genéticas autoflorecientes que aportaban rapidez de floración, pequeña estatura, aclimatación a zonas frías y resistencia a los insectos y enfermedades locales. Comenzaban así los primeros programas de mejora para introducir estas características en variedades de alto contenido de THC y agradable aroma.

Los primeros experimentos documentados de cruces entre variedades ruderalis y variedades con alto contenido de THC fueron realizados por Ernest Small de Agriculture Canada en Ontario durante los años 70’s.

Durante la década de los 80’s el conocido criador de cannabis Neville, propietario del legendario y pionero Seed Bank experimentó con cruces entre Ruderalis y algunas variedades como las mejicanas, la Skunk # 1 y varias índicas. Aunque algunos de estos cruces de Neville maduraban mucho antes que las clásicas mejicanas, tenían menor contenido de THC y eran bastante inestables en cuanto al periodo de floración y relación cálices-hojas en los cogollos.

También durante estos años, en las islas del golfo de la Columbia Británica (Canadá), un anónimo cannabicultor de exterior observó que en su variedad de cannabis fotodependiente que cultivaba durante años, y que se cosechaba en octubre, todos los años aparecían algunos pocos individuos que maduraban mucho antes, a finales de julio o principios de agosto. Después de varios años de selección de estos individuos consiguió una cepa de semillas que mantenían el rasgo de autofloración y conservaban los efectos y los aromas de su amada variedad propia de semillas, así nació la Mighty Mite.

Mighty Mite se convirtió rápidamente en una planta muy popular proveyendo a los agricultores canadienses de cosechas antes del final del verano y antes de la llegada de los hongos. También en las zonas del Norte pasó a sustituir a muchas índicas rápidas aclimatadas a las zonas frías. Últimamente esta variedad es cultivada también por agricultores de interior y se ha hibridado con variedades más potentes.

La primera variedad autofloreciente que presentamos en Sweet Seeds® en los principios del año 2009, la Speed Devil Auto® (SWS11) , se desarrolló partiendo de una selección de individuos de una población de semillas autoflorecientes canadienses recibidas en un intercambio de semillas y fue sometida a varias generaciones de selección. Creemos que, seguramente, pueda estar emparentada con la famosa y primitiva Mighty Mite.

Sweet Seeds® en el desarrollo de las modernas genéticas autoflorecientes

En primer lugar, los criadores de Sweet Seeds® somos consumidores y coleccionistas de genéticas, es decir, buscamos y seleccionamos las mejores genéticas que se cruzan en nuestro camino, para conservarlas indefinidamente y así poder disfrutar de ellas hoy, mañana y el resto de nuestra vida. Además, trabajamos con la convicción de que dentro de 200 años las generaciones futuras disfrutaran de nuestro trabajo, que es a la vez nuestra gran pasión. Los criterios que utilizamos para seleccionar nuestras mejores madres atienden principalmente a las cualidades deseables de estas plantas y no a su origen, procedencia o pedigrí.

Con estas plantas excepcionales utilizamos métodos de crianza tradicional y también modernos métodos de inversión del sexo en plantas hembras para obtener poblaciones 100% autoflorecientes y 99,99% femeninas.

Sweet Seeds® somos un banco de semillas pionero en el desarrollo y mejora de las modernas variedades feminizadas de semillas autoflorecientes. Nosotros hemos creído en estas nuevas genéticas desde que cayeron en nuestras manos las primeras semillas autoflorecientes.

Desde que, alrededor del año 2007, comenzásemos nuestros primeros experimentos con semillas autoflorecientes, los criadores de Sweet Seeds® comprendimos el inmenso potencial que encerraba la característica autofloreciente de estas pequeñas y rápidas plantas de cannabis. Por ello comenzamos a experimentar y cruzar estas primitivas autoflorecientes con nuestro banco de clones seleccionados, con el propósito de obtener plantas 100% autoflorecientes, con los niveles de cannabinoides y aromas de nuestros amados clones élite.

La primera generación de este tipo de variedades autoflorecientes de Sweet Seeds® fue presentada durante las temporadas 2009 y 2010: fueron las variedades Speed Devil Auto®, Fast Bud Auto® (SWS16) y Big Devil Auto®. Estas tres variedades supusieron un tremendo éxito para el banco de semillas.

La Speed Devil Auto®, sorprendió a la escena cannábica siendo la primera planta autofloreciente que conseguía un primer premio en un concurso. El jurado de la I Copa de la Marina Baixa (Alicante 2010) puntuó como la mejor planta a una muestra que resultó ser de la variedad Speed Devil Auto®, compitiendo contra otras variedades fotodependientes presentadas al concurso, tipo Jack Herer, White Widow, Diesel, y otros modernos polihíbridos feminizados.

En el año 2011 otra variedad autofloreciente de Sweet Seeds®, la Fast Bud Auto®, consigue otro primer premio en la 1ª Cannabis Cup Nature Grow, convirtiéndose en la segunda variedad autofloreciente que consigue un primer premio en un concurso, esta vez concursando en una sección especial para autoflorecientes.

En el año 2014 la revista Soft Secrets entregó a la familia Big Devil® el premio “Auto del Año”, primer premio que otorgaba a una genética autofloreciente esta especializada e internacional publicación cannábica. En el mismo año la más moderna de nuestras Big Devil®, la Big Devil XL Auto® (SWS28) consiguió el 1er Premio en la III Copa Cannábica Expogrow Irún 2014.

Estas tres primeras variedades autoflorecientes sirvieron de base genética para introducir los genes de autofloración en la siguiente generación de variedades autoflorecientes de Sweet Seeds®, hibridándolas con clones élite fotodependientes para producir la segunda generación de variedades autoflorecientes de nuestro catálogo. Las sucesivas generaciones de variedades autoflorecientes son el resultado de programas de crianza para introducir y estabilizar el rasgo de autofloración en algunas de las mejores y más famosas genéticas de Sweet Seeds®.

Las variedades autoflorecientes llegaron a la escena cannábica para quedarse, reclamando su lugar, bien merecido, en el Salón de la Fama de las Variedades de Cannabis.

¿Qué indican las distintas generaciones que califican a las autoflorecientes de Sweet Seeds®?

Cuando calificamos a nuestras autoflorecientes en distintas generaciones de genéticas (3G, 4G, 5G, etc…) no nos referimos a generaciones filiales propiamente dichas, sino que indican saltos generacionales asociados a una mejora genética. El salto generacional lo establecemos cada vez que se produce un salto cualitativo a nivel genético suficientemente significativo, normalmente debido a la hibridación con una nueva genética fotodependiente de alta calidad, que aleja genéticamente a las nuevas cepas autoflorecientes de sus ancestros de Cannabis Ruderalis.

Cada vez que cruzamos una genética autofloreciente con una genética fotodependiente, en el híbrido resultante agrupamos el 50% de la genética de cada uno de los parentales, o lo que es lo mismo, en cada cruce de este tipo se reduce la genética primitiva de Cannabis Ruderalis en un 50%, ya que el parental autofloreciente solo cede al hijo la mitad de su carga genética.

La primera generación de autoflorecientes que en Sweet Seeds® utilizamos como material de partida para introducir los genes de autofloración en el resto de variedades autoflorecientes que hemos desarrollado, pensamos que podría tener un 25% de genética procedente de Cannabis Ruderalis (esto es algo que intuimos, pero no podemos saber a ciencia cierta). Cuando utilizamos estas genéticas para cruzar con clones élite de nuestro banco de madres, en los híbridos resultantes de este cruce nos quedó solo un 12,5% de genética de Cannabis Ruderalis, y calificamos estas nuevas genéticas como 2G (segunda generación), ya que se había producido un salto genético sustancial con respecto a las de primera generación que poseían un 25% de Cannabis Ruderalis .
De la misma forma en las variedades 3G quedaba un 6,25%, en las 4G un 3,125%, en las 5G un 1,562%, y así sucesivamente, cada vez que cruzamos una autofloreciente de última generación con un clon élite fotodependiente reducimos la cantidad de genética de Cannabis Ruderalis presente en el híbrido resultante en un 50%.

En la actualidad el tanto por ciento de genética de Cannabis Ruderalis que queda en las modernas variedades autoflorecientes de Sweet Seeds® es mínima, y en esa parte mínima están encerrados los genes de autofloración y la rapidez de su ciclo vital.

La re-evolución genética de las autoflorecientes

Con la llegada de las variedades autoflorecientes los criadores de cannabis nos hemos visto forzados a volver a la crianza con poblaciones de semillas, ya que estas variedades por su condición autofloreciente no permiten seleccionar y mantener clones élite.

Los criadores de Sweet Seeds® continuamos trabajando con todas nuestras variedades automáticas, manteniéndolas en constante evolución. Principalmente debido a la necesidad de seleccionar en cada generación los mejores individuos que serán los parentales de la siguiente generación. Debido a la gran variabilidad genética que presenta el cannabis en general y las modernas variedades autoflorecientes en particular, la selección generación a generación es necesaria para que no se produzcan derivas genéticas indeseadas.

Con las variedades fotodependientes las genéticas se mantienen mucho más estables con el paso de los años porque utilizamos clones élite seleccionados para producir la semilla comercial. Para la producción de las semillas feminizadas fotodependientes, el 99% de los criadores utilizamos clones élite, no poblaciones de semillas, y se utilizan siempre los mismos clones élite para producir cada variedad. Utilizar siempre los mismos parentales tiene sus ventajas, ya que de esta forma los resultados son muy predecibles, son siempre los mismos. Solo en el caso de que el criador encuentre algún clon élite que ceda mejores caracteres a la descendencia manteniendo los rasgos característicos de la variedad, se sustituye algún parental, y esto no suele ser algo frecuente. La desventaja de utilizar siempre los mismos parentales es que de esta forma las poblaciones de semillas comerciales no evolucionan, ni para bien ni para mal, simplemente se mantienen sus frecuencias génicas constantes al utilizar siempre los mismos parentales para producir la semilla comercial.

Por el contrario, los criadores que trabajamos con genéticas autoflorecientes no podemos guardar mediante clones los mejores ejemplares que encontramos, y tenemos que trabajar con poblaciones de semillas. Esto obliga a los criadores a una permanente tarea de selección de parentales, tanto durante el desarrollo del programa de mejora y crianza, como cada vez que se reproducen las semillas comerciales. Dependiendo de los parentales elegidos estas poblaciones pueden experimentar derivas genéticas en una u otra dirección, no manteniéndose así las frecuencias génicas constantes en la semilla comercial.

De esta forma mantenemos estas poblaciones de semillas autoflorecientes en constante evolución. Esto convierte el trabajo de crianza con estas genéticas en un trabajo más apasionante y propio del criador, que continuamente tiene la opción de realizar la presión selectiva para ir llevando la población de semillas hacia los caracteres ideales más deseados por el criador.

Desde nuestro punto de vista, existen dos razones principales que han provocado el aumento de calidad que han experimentado estas genéticas autoflorecientes desde las primitivas cepas salvajes de Cannabis Ruderalis hasta llegar a las actuales autoflorecientes de última generación. En primer lugar, la condición antes mencionada de trabajar con poblaciones de semillas y en cada generación realizar selección de parentales, esto obliga a que la población esté en constante evolución hacia el extremo de caracteres deseables mientras exista presión selectiva del criador y exista variabilidad en la piscina genética. Y en segundo lugar la hibridación de cepas seleccionadas de semillas autoflorecientes con los mejores clones élite fotodependientes resultado de décadas de selección.

Creación de nuevas variedades autoflorecientes y herencia del carácter de autofloración

Desde que los criadores de Sweet Seeds® comenzamos a darnos cuenta del inmenso potencial que encerraba la característica autofloreciente de estas pequeñas variedades, comenzamos a cruzar estas variedades de floración automática con nuestros mejores clones élite fotodependientes, buscando plantas de floración automática, pero de calidad semejante a la de nuestras amadas plantas madre fotodependientes. La creación de nuevas variedades autoflorecientes la hemos realizado hibridando genéticas autoflorecientes con clones élite fotodependientes seleccionados de nuestro banco de madres.

Cuando hibridamos una genética autofloreciente con un clon fotodependiente, el primer objetivo es fijar en el 100% de la población híbrida el carácter autofloreciente. Esto es relativamente sencillo, ya que este carácter se comporta como si dependiese de un solo gen, y muestra una típica herencia mendeliana. El carácter de autofloración es recesivo, por lo que en la primera generación filial del híbrido no aparece ningún individuo autofloreciente. Será necesario que reproduzcamos esta generación entre sí para que en su descendencia encontremos un 25% de individuos autoflorecientes. Cruzando entre sí a estos individuos autoflorecientes, encontrados en la segunda generación filial, obtenemos en la tercera generación filial un 100% de individuos autoflorecientes.

La selección de parentales de las semillas autoflorecientes tiene lugar en todas las generaciones, y comienza en cuanto germinan las semillas. Ya en la etapa de plántulas son eliminadas todas aquellas en las que observemos malformaciones o cualquier tipo de defecto. Durante el crecimiento seguimos con la selección de parentales, eliminando todos aquellos individuos que muestren caracteres no deseables para los fines buscados. Durante la floración continuamos eliminando los parentales en los que observemos caracteres no deseados, al final solo deben quedar los parentales más productivos, aromáticos, resinosos y en general el grupo de plantas que reúnen los caracteres agronómicos, organolépticos y quimiotípicos que más se acercan a los objetivos ideales buscados.

Cuando realizamos estas hibridaciones para introducir el carácter de autofloración en una nueva genética fotodependiente, en Sweet Seeds® solemos usar como donante de polen, una selección de los mejores individuos de una población feminizada de plantas autoflorecientes, a los que invertimos el sexo para conseguir flores masculinas. Y como receptores del polen utilizamos el clon élite al que queremos introducir los genes de autofloración.

Aunque de forma excepcional en los inicios de nuestros primeros programas de selección y mejora de nuestras primeras variedades autoflorecientes, en Sweet Seeds hemos utilizado semillas regulares (producen machos y hembras), a partir de entonces todo nuestro trabajo de crianza de variedades automáticas se ha realizado con ausencia de machos, es decir los receptores del polen siempre son hembras y los donantes de polen siempre son hembras a las que se ha invertido el sexo. Este tipo de cruzamientos produce poblaciones de semillas feminizadas, también conocidas en términos genéticos como líneas ginoicas. Esta técnica asegura una muy alta feminidad con muy escaso hermafroditismo de las líneas así desarrolladas.

Por otro lado, no todas las variedades de cannabis, ni todos los individuos dentro de una variedad tienen una buena respuesta a la técnica de inversión del sexo. Realizar todo el proceso con hembras e invertir el sexo de las hembras donantes de polen en cada generación, tiene una gran ventaja para el criador que quiere obtener una semilla comercial autofloreciente y feminizada. La ventaja reside en que de esta forma nos aseguramos de que al final del programa de crianza las plantas de las semillas resultantes tengan una buena respuesta a la técnica de inversión del sexo, necesaria para reproducir las semillas comerciales autoflorecientes y feminizadas. Si realizáramos todo el proceso con hembras y machos (semillas regulares), podríamos encontrarnos que cuando tenemos la variedad terminada y queremos cruzar algunas hembras entre ellas para obtener la semilla comercial automática y feminizada, estas no tuviesen una buena respuesta a la técnica de inversión del sexo, produciendo escaso o ningún polen viable y en consecuencia escasas o ninguna semilla. Trabajando durante todo el programa con hembras invertidas, como donantes de polen, estamos realizando en cada generación presión selectiva sobre aquellos parentales que tienen buena respuesta a la técnica de inversión del sexo y son capaces producir polen viable y abundante, trasmitiendo estos caracteres a la siguiente generación, con lo que al final del programa de crianza la variedad tendrá una buena respuesta a la técnica de inversión del sexo.

Final

Si has llegado leyendo hasta aquí queremos desearte dulces y felices cosechas, y recordarte que el cannabis es una planta mágica que ha evolucionado de la mano del ser humano desde los principios de los tiempos, dispuesta a devolver generosamente todos los cuidados y favores que los humanos podamos hacerle.

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