La mayoría de los cogollos de cannabis son de color verde, más o menos vivo, más o menos amarillento. Sin embargo, las variedades The Red Family se salen del patrón y adoptan tonos rojizos, púrpuras, morados o azulados. Los adjetivos red, purple y blue despiertan la curiosidad de los cultivadores, pero el color en el cannabis no es sólo una cuestión de belleza estética sino la expresión de toda una gama de moléculas muy especiales, las antocianinas, responsables también de la coloración de muchos frutos oscuros y de buena parte de los tonos otoñales.
El color morado o púrpura que muestran las plantas de la colección The Red Family durante la floración se debe a su riqueza en antocianos o antocianinas (del griego anthos, flor + kyáneos, azul), unos pigmentos hidrosolubles que están presentes en las células vegetales y producen colores rojos, púrpuras o azules, en hojas, flores y tallos del cannabis.
Se conocen varios centenares de antocianinas diferentes que producen una gran gama de colores: la malvidina da púrpura; las flavonas, amarillo; la delfinidina, azul; la cianidina, violeta; la pelargonidina, rojo y anaranjado. La combinación de varias de estas antocianinas en el mismo tejido en diferentes concentraciones genera una gran variedad de intensidades, tonos y colores.
Se han encontrado antocianos en todos los tejidos de las plantas superiores, incluyendo hojas, tallos, raíces, flores y frutos. En el cannabis no se han descubierto en las raíces y muy pocos en las semillas, pero en las hojas, tallos y las flores pueden llegar a suponer hasta el 2,5% del peso seco.
Se pueden extraer resinas púrpuras y rosadas de los cogollos de plantas de flor roja. Las antocianinas que dan el color rojo al cogollo también están presentes en el interior de las glándulas de resina (tricomas), produciendo extracciones de belleza sin igual.
Las frutas y verduras oscuras como ciruelas, moras, uvas, arándanos, cerezas, berenjenas, o coles lombardas, son ricas en antocianinas.
Las antocianinas pertenecen al grupo de los flavonoides (del latín flavus, amarillo), que son una serie de metabolitos secundarios de las plantas.
Hay cuatro clases de flavonoides: flavonoides, isoflavonoides, neoflavonoides y antocianos.
Los flavonoides tienen diversas funciones en las plantas, que varían según la especie:
- Protegen los tejidos de los daños producidos por la radiación ultravioleta.
- Generan sabores amargos para que los herbívoros no se alimenten de la planta.
- Desprenden aromas agradables para atraer a herbívoros dispersores de semillas y lograr que coman los frutos.
- Atraen a insectos polinizadores.
- Regulan el transporte de la hormona auxina.
- Combaten el ataque de algunos hongos.
No todos los colores que no son verdes y vemos en el cannabis se deben a las antocianinas. En las variedades que no producen colores púrpuras, azules o rojos, a menudo sí aparecen tonos dorados, anaranjados o amarillentos al final de la floración que se deben a los carotenoides. Los carotenoides son pigmentos naturalmente presentes en los tejidos, pero que no se suelen ver, pues el verde intenso de la clorofila los oculta. Cuando una hoja pierde la clorofila la vemos amarilla porque los carotenoides, que ya estaban allí, se vuelven visibles.
Con las antocianinas parece que no es igual, ya que la planta las fabrica sobre todo al final de su vida, cuando está acabando de florecer y los días acortándose. En esta etapa del ciclo vital de la planta de cannabis, la producción de clorofila disminuye y toda la energía se concentra en la producción de flores y semillas, pero la producción de antocianinas aumenta en esta etapa. Al ir desapareciendo la clorofila de los tejidos de la planta se vuelven más visibles las antocianinas y otros pigmentos. Es posible que las antocianinas ayuden a la planta a sobrellevar mejor la vejez, a resistir los daños producidos por la radiación ultravioleta, manteniendo a los herbívoros a distancia mientras maduran las semillas.